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martes, 5 de abril de 2011

Educación y TICs

Existen dos perspectivas posibles a la hora de analizar las tecnologías de las información y la comunicación (TIC) y la educación: una analiza los cambios tecnológicos y culturales y su relación con la educación y otra se centra en el uso educativo de las TIC. Evidentemente, una y otra quedan incompletas si se abordan de forma excluyente.
Desde la perspectiva más general, aquella que reflexiona sobre las TIC y la educación-cultura se constata no sólo la magnitud de los cambios actuales y futuros, sino los componentes cualitativos de ese cambio: así, hay quien habla de `descentramiento de la escuela´, de cambio sociocultural, de la necesidad de una nueva pedagogía... Y todo ello sin olvidar los componentes de desigualdad social y territorial que las TIC presentan. Podríamos hablar de `ambivalencia´, aunque sabiendo en qué contexto operamos: junto a su posible uso enriquecedor y socialmente crítico, seamos conscientes de la potencia del pensamiento y acción tecnológica dominante, de su inserción en un sistema socioeconómico dirigido por el lucro.

Las innovaciones tecnológicas han proporcionado a la humanidad canales nuevos de comunicación e inmensas fuentes de información que difunden modelos de comportamiento social, actitudes, valores, formas de organización, etc. Hemos pasado de una situación donde la información era un bien escaso a otra en donde la información es tremendamente abundante, incluso excesiva. Vivimos inmersos en la llamada sociedad de la información.
El nuevo orden informático se ha convertido en motor del cambio social. La economía y la cultura se ha globalizado. En la sociedad que emerge de la era digital el conocimiento y la información adquieren un valor creciente. Los trabajadores del conocimiento empiezan a dominar el mercado laboral. Los incrementos de productividad de las organizaciones se basan en la mejora del saber, en la innovación permanente del conocimiento aplicado utilizando tecnologías, cada vez más potentes. Así, el capital intelectual se convierte en el nuevo activo para la riqueza de las organizaciones y la gestión de ese conocimiento en una de sus actividades fundamentales. 
Podrán utilizarse las nuevas tecnologías, pero se seguirá inmerso en la pedagogía tradicional si no se ha variado la postura de que el profesor tiene la respuesta y se pide al alumno que la reproduzca. En una sociedad en la que la información ocupa un lugar tan importante es preciso cambiar de pedagogía y considerar que el alumno inteligente es el que sabe hacer preguntas y es  capaz de decir cómo se responde a esas cuestiones. La integración de las tecnologías así entendidas sabe pasar de estrategias de enseñanza a estrategias de aprendizaje.




Fuentes:
http://jei.pangea.org/edu/tic-edu.htm
http://boj.pntic.mec.es/jgomez46/ticedu.htm